El miedo es natural en el ser humano y de hecho es más importante de lo que pensamos. Esta emoción es clave dentro de nuestro sentido de supervivencia, dado que nos prepara para el estrés y el peligro. Sin embargo, vivir bajo un miedo constante puede estar más relacionado con un sentimiento de inseguridad.
Esta sensación genera pensamientos que nos hacen desconfiar de nuestra capacidad de afrontar problemas o decisiones y nos muestra vulnerables. Es por ello que se vuelve fundamental aprender a adquirir mayor seguridad en nosotros mismos y deshacernos de sentimientos como la ansiedad y el estrés.
Esto surge cuando tenemos etapas de bienestar. Creemos que es necesario estar alertas e incómodos para cumplir con nuestras responsabilidades. Nos falta confianza y no nos permitimos estar bien.
Cuando tenemos en mente que poseemos algún defecto que nos impide la superación. "Soy muy torpe", "no soy inteligente", "soy muy sensible". La falta de confianza en nosotros mismos nos paraliza y no nos deja crecer.
Es sentir que traicionamos al grupo de pertenencia al salir de nuestra zona de confort. Un ejemplo son las personas que no pueden sentirse plenas si ven a otras sufriendo, o que no pueden ascender en su trabajo por sentir que le fallan a sus compañeros.
Es similar al anterior, suponemos que nuestra superación dejará en sombras a un ser querido.
Descubrir si estas dinámicas de autosabotaje son causa de nuestra inseguridad es el primer paso para ser más seguro y vencer nuestros miedos.
Necesitamos preguntarnos cuál es el problema de raíz y no quedarnos con un simple "no me siento bien" o "me asusta". La respuesta puede ser un problema de autoestima, culpa, falta de motivación o vergüenza, entre otras, por lo que trabajarlo desde la psicología será de gran ayuda.
Saber cuál es la emoción que impide ser más seguro es el primer paso para vencer el miedo. Luego podremos preguntarnos: ¿aquello que nos avergüenza o nos da culpa es realmente importante?, ¿cómo podemos estar más motivados y salir de nuestra zona de confort?
Cada emoción está ligada a un pensamiento. Una práctica útil para poner las cosas en perspectiva a la hora de resolver un problema es tomar nota en tres columnas: qué sucede, qué pensamos de ello y cómo nos hace sentir. Veremos que muchas emociones vienen de nuestros pensamientos y no de la situación a resolver.
El trabajo de preguntarnos qué le diríamos a un amigo frente a la misma situación nos mostrará que estamos siendo duros con nosotros mismos y pone en nuevo relieve la situación.
Muchas inseguridades provienen de nuestra apariencia y nuestro intelecto. Hacer ejercicio, alimentarse correctamente y continuar aprendiendo son soluciones para mejorar nuestra autoestima. Si nos sentimos bien frente al espejo y a la hora de intercambiar ideas venceremos el miedo a ser descalificados por estos aspectos.
Tomar riesgos fuera de la zona de confort es una excelente forma de ganarle a la inseguridad. Debemos superar el miedo al fracaso para hacer cosas que nos hagan sentir plenos y seguros.
La psicología del apego y la incertidumbre son grandes enemigos de la seguridad y la autoconfianza. Siguiendo los consejos antes mencionados podremos hacer un gran trabajo con nuestra autoestima y enfrentarnos a nuevos retos.
Categoría: Vida Sana
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