En condiciones normales, las vacunas requieren de un tiempo de desarrollo de 10 a 15 años. Sin embargo, la crisis sanitaria, que puso en jaque la salud de millones de personas, impulsó el trabajo acelerado de laboratorios logrando algo nunca visto en la historia de la medicina: una vacuna para la prevención del COVID-19 en menos de un año.
Pero ¿cuáles son las vacunas que en la actualidad están siendo distribuidas?, ¿cuál es su eficacia?, ¿cómo funcionan? En Blog Viva respondemos las principales preguntas que rodean a este medicamento.
Al día de hoy, existen dos vacunas para combatir el COVID-19 cuyos usos están autorizados y recomendados: la de Pfizer-BionTech -BNT162b2- y la de Moderna -mRNA-1273-, ambas de origen estadounidense.
Para la autorización de sus distribuciones, se incluyeron todas las etapas necesarias para garantizar que fuesen seguras (aunque en plazos acotados):
Existen varios tipos de vacunas según su mecanismo de acción. En el caso de las que han sido aprobadas para frenar la pandemia del nuevo coronavirus, estas se encuentran dentro del grupo de las ARNm.
¿En qué consisten? Pues bien, la mayoría de las vacunas inyectan a tu organismo el germen atenuado o inactivo del patógeno, para así despertar una respuesta inmune.
No es el caso de las ARNm.
Lo que hacen es “enseñar” a determinadas células a producir una proteína específica o una porción de ella - la proteína “Spike” en el caso del COVID-19-, lo que causa una respuesta inmunitaria.
Tu cuerpo se da cuenta de que la proteína es un cuerpo extraño y produce anticuerpos necesarios -linfocitos T y linfocitos B- para que tus células la eliminen.
El resultado: tu organismo habrá aprendido a combatir un futuro contagio.
Los ensayos clínicos han revelado un alto nivel de eficiencia para las dos vacunas. En el caso de la Pfizer-BionTech, su efectividad comprobada para la prevención del COVID-19 es de un 95%. Para la Moderna, el porcentaje es de un 94,1%.
Ahora bien, aunque se aplican de manera idéntica (inyección en el músculo de la parte superior del brazo) y requieren de igual cantidad de dosis (dos), hay diferencias entre el tiempo de aplicación entre una y otra.
La Pfizer necesita de 21 días entre la primera vacunación y la segunda. Para la Moderna, en cambio, este intervalo es de 28 días.
Prácticamente, ningún medicamento está libre de efectos secundarios. Algunos síntomas leves documentados para ambas vacunas son los siguientes:
En el área inyectada
Resto del cuerpo
¿Ha habido efectos graves para la salud? Sí, pero de forma escasa. Se sabe de reacciones alérgicas graves -anafilaxis- después de recibida la vacuna. Aun así, son muy poco frecuentes.
Chile no ha estado exento de las consecuencias de la pandemia del coronavirus. Por ello, inició su Plan de Vacunación COVID-19 el 24 de diciembre de 2020, día en que llegaron las primeras 10.000 dosis de la vacuna desarrollada por Pfizer-BionTech.
El proceso será gradual y progresivo, empezando por vacunar a los grupos de riesgo, como funcionarios de la salud, personas residentes en Centros de Larga Estadía -establecimientos del adulto mayor, SENAME, etc.-, mayores de 65 años, entre otros.
Dentro de los logros esperados, se encuentra vacunar al 80% de la población chilena para fines del primer semestre de este año.
Alrededor del mundo, son muchos los esfuerzos para contener la crisis sanitaria. La vacuna fue el primer paso, y lo que falta es que el medicamento pueda ser facilitado a países sin distinguir su nivel de ingresos. Desafío que, lamentablemente, todavía está lejos de ser superado.