Para muchos ciudadanos trabajar significa, en forma numérica, el equivalente a una jornada laboral de 8 horas diarias, durante 5 días de la semana, lo que da como resultado un tiempo de labores de 40 horas semanales.
Y esto es la jornada estándar porque muchos, millones de personas, tienen que realizar horas extras en la semana o fines de semana. La pregunta que quizás te estés haciendo, visto este escenario, es: ¿será que vivo para trabajar o trabajo para vivir?
Efectivamente, en la actualidad, hay lugar para dos tipos de pensamiento: vivir para trabajar o trabajar para vivir. Sin embargo, queremos mostrarte, con datos incluidos, por qué lo ideal es la segunda opción.
Es cierto que algunas de las mentes más brillantes de la historia trabajaban muchas horas al día (se dice que Nikola Tesla trabajaba unas 16-18 horas diarias), pero tanto esfuerzo tiene su lado negativo.
Primeramente, el exceso de trabajo puede llevar a problemas físicos a largo plazo como dolores en la zona lumbar o experimentar molestias en el túnel carpiano.
Por otra parte, uno de los nuevos males de los trabajadores modernos es el “síndrome Burnout”, una condición que afecta el ámbito psicológico y físico de los empleados, causando ansiedad y desmotivación debido a que el trabajador siente que no está dando la talla profesionalmente, se siente estancado y no tiene mayores expectativas motivadoras.
También, son muy frecuentes los casos de insomnio, irritabilidad, depresión, problemas gástricos y cardiovasculares cuando no se tiene un control equilibrado del horario de trabajo. Por eso, ¿vale la pena vivir para trabajar?
Disminuir el tiempo en el trabajo no se trata de una idea sin sustento, o porque un multimillonario como Carlos Slim amaneció un día con la brillante idea de producir menos. Se trata de una iniciativa sustentada en diversos estudios que han arrojado una misma conclusión: trabajar menos te hace más productivo y feliz.
Uno de los experimentos más citados fue el realizado por la Universidad de Warwick a 700 trabajadores a los que se les recortó la jornada laboral y, como resultado, al cabo de dos años mejoraron sus niveles de estrés y salud.
Suecia, por otra parte, es uno de los países donde se ha intentado reducir la jornada de trabajo. En 2015 se hizo una prueba piloto con 70 enfermeros que disminuyeron su jornada de 8 a 6 horas diarias y con el mismo salario. Como resultado, aumentaron su productividad y su calidad de vida, lo que se proyectó al servicio que entregaron a los pacientes atendidos.
Si eres trabajador dependiente, empieza por ¡dejar el trabajo en el sitio de trabajo! Si eres trabajador independiente, planea tu tiempo durante la semana y llena las horas libres con otras actividades, como hacer ejercicios, tener un hobby o tomar un paseo familiar a un parque o centro comercial.
Durante el tiempo libre, desconecta los dispositivos electrónicos que te puedan hacer pensar en tus faenas y así podrás descansar mental y visualmente.
Producto de los males que significa el exceso de labores, quizás se esté llegando al momento para replantear las cosas y acercarse aún más al sueño de tener una ocupación ideal: una que equilibre la vida laboral con la personal y familiar. Es obvio que el exceso de trabajo lleva a perder momentos que no se recuperarán más tarde en la vida.