¿Alguna vez has estado ansioso y en cuanto viste una imagen azul o blanca te has sentido con mayor calma? Esto se debe a que los colores tienen un gran impacto en nuestro estado de ánimo. La práctica que estudia esto es la cromoterapia o terapia del color, la cual se basa, principalmente, en atribuir a cada color características y una capacidad para influir en el estado físico y mental de quien lo observa. Por medio de distintos instrumentos y aplicaciones, la cromoterapia busca armonizar la energía de los centros vitales y las funciones del organismo.
Transmite calma, optimismo, idea de higiene y limpieza. En decoración, por ejemplo, representa amplitud y suele emplearse en zonas de trabajo porque favorece la calma y la concentración.
Está considerado como un color que transmite mucha energía, por tanto, es utilizado para estimular la adrenalina, promover el crecimiento celular, mejorar la salud del sistema circulatorio e incluso para tratar resfriados, anemias o simplemente para aumentar la vitalidad. Quien lo viste transmite valentía y seguridad.
Felicidad, optimismo y ganas de vivir. Te mantendrá en permanente estimulación, por lo que podría no ser idóneo en un entorno en el que se busca tranquilidad. Como tratamiento, es útil como purificante, desintoxicante y antiséptico, y para fortalecer el autocontrol y aumentar la inspiración.
Contiene rasgos del rojo y el amarillo. Representa calidez, siendo estimulante y optimista como el amarillo, pero transmitiendo valentía y desafío como el rojo. Funciona para tratar desequilibrios energéticos en los riñones, o para combatir bloqueos psicológicos y estimular el intelecto.
Tiene un componente de naturaleza que nos lleva a recordar al mar y al cielo. Proporciona estabilidad emocional, confianza y concentración. En terapia ayuda a reducir el dolor, traer calma y equilibrar los patrones de sueño.
El verde también nos conecta con la naturaleza. De ahí que provoque sensaciones de armonía y tranquilidad, siendo el preferido de personas amigas de los animales y con un espíritu esperanzado ante la vida. Sirve para equilibrar el cuerpo y como tónico.
Ahora que sabes qué conceptos, emociones y procesos biológicos se asocian a cada color, es momento de analizar de qué formas puedes utilizar las cualidades psicológicas de los colores para tu bienestar:
Es uno de los métodos más efectivos para balancear el estado de ánimo. El color de las paredes, de los muebles, e incluso de los textiles del hogar contribuye a crear una atmósfera emocional que puede ayudarte en tus objetivos. De ahí que muchos espacios de trabajo se decoren en tonos blancos o azules, mientras que en cuartos de estar o habitaciones a menudo se emplean tonos cálidos que invitan al confort y la cercanía.
La elección de tu ropa es otra de las técnicas que mejor te permite equilibrar tus emociones y representar tu estado de ánimo. Por ejemplo, puedes utilizar el negro o rojo cuando quieras proyectar seguridad en ti misma o el azul en días en que necesites concentración y paz mental en el trabajo.
El uso de luces de color para ambientar espacios puede generar estos efectos. De hecho, se suelen aplicar luces rojizas en bebés prematuros porque ayuda a mejorar su desarrollo. También se utiliza en centros de masajes, por medio de luces en sus aparatos de trabajo, para ayudar a la persona a eliminar el estrés y encontrar bienestar ante diversos malestares físicos.
Algunas personas defienden que elaborar una dieta con alimentos de diferentes colores contribuye a obtener todos los nutrientes que necesitamos en una proporción equilibrada.
Ahora que sabes cómo funciona cada color y de qué manera puedes aplicarlos, anímate a experimentar con distintas tonalidades o buscar medicina alternativa que te guíe por medio de esta práctica antiquísima.