La empatía es una de las habilidades sociales más importantes dentro de la comunicación interpersonal, pues ayuda a construir vínculos positivos y cercanos en el entorno familiar o profesional. A través de ella podemos conocer cómo sienten y piensan las otras personas, y entender sus reacciones, comportamientos y puntos de vista frente a diversas situaciones.
Desde la psicología, la empatía es un conjunto de procesos o estructuras cerebrales que permiten conectar con los demás a nivel cognitivo, emocional, afectivo y experiencial. Mientras que, para la neurociencia, el origen de la empatía se halla en las neuronas espejo, las cuales activan respuestas simétricas a los actos y emociones de los otros. En sí, ambos conceptos se refieren a la capacidad que tiene el ser humano de ser receptivo a los estados ánimo de otra persona y de preocuparse por su bienestar, misma que se puede adquirir, desarrollar y potencializar.
Al poner en práctica la empatía, encontramos dos tipos de manifestaciones: ser empático y sentir empatía. Una persona que es empática se pone en la piel de los demás, es decir, es capaz de sentir las mismas emociones que está viviendo la otra persona, cuando algo bueno o malo sucede. Por el contrario, alguien que siente empatía es capaz de comprender lo que el otro está experimentando (aun cuando haya diferencias entre sí), pero no lo vive a nivel físico o emocional.
Si bien, la forma de mostrar empatía depende de la personalidad de cada individuo, lo importante es lograr que la otra persona se sienta escuchada y apoyada. Además, practicarla entrega otros beneficios, tales como:
Por otro lado, también es importante promover su desarrollo desde la infancia, pues los niños aprenden a respetar las diferencias, a superar la etapa del egocentrismo, a solucionar conflictos y a conocer más sobre sí mismos y los demás, a través de la empatía. Algunos consejos para que la adquieran son:
Desarrollar la empatía requiere del esfuerzo de cada uno, si buscamos fortalecer nuestras habilidades sociales. Es necesario aprender a descifrar mensajes verbales y no verbales, con el fin de entender lo que el otro está sintiendo y poder compartir sus experiencias.