Durante el invierno, el sol se esconde y con él, una de las principales fuentes de vitamina D.
Pero ¿sabías que esta vitamina no solo fortalece tus huesos, sino que también es clave para tu sistema inmune, tu energía diaria y hasta tu estado de ánimo? Los beneficios de la vitamina D son numerosos.
Su rol es tan fundamental que incluso su déficit ha sido relacionado con enfermedades crónicas, trastornos emocionales y mayor propensión a infecciones.
En este artículo te explicamos por qué la vitamina D es tan importante, cómo obtenerla en los meses de frío y qué señales podrían alertarte sobre su déficit. Te compartiremos recomendaciones prácticas y seguras para asegurar niveles adecuados, incluso cuando el sol apenas asoma.
La vitamina D es una vitamina liposoluble que cumple funciones esenciales en tu organismo: facilita la absorción del calcio, protege tus huesos y fortalece tu sistema inmune.
Además, participa en la regulación de funciones neuromusculares y celulares. Sin niveles adecuados de esta vitamina, el cuerpo comienza a experimentar alteraciones que, si bien pueden parecer leves al inicio, se agravan con el tiempo.
Durante los meses más fríos, su producción natural disminuye por la baja exposición al sol, lo que puede afectar directamente tu bienestar físico y emocional. Las personas que trabajan en espacios cerrados o que viven en zonas con poca radiación solar están especialmente en riesgo.
En especial, los adultos deben prestar atención a su ingesta diaria, ya que el requerimiento de vitamina adulto varía según el estilo de vida, la edad y la absorción intestinal.
Los principales beneficios de la vitamina D durante el invierno incluyen:
Además, existen investigaciones que la vinculan con mejoras en el rendimiento muscular, reducción del riesgo de caídas en adultos mayores y modulación de la inflamación crónica.
Durante el invierno, es clave complementar la menor exposición solar con otras fuentes:
Alimentos con vitamina D:
Si te preguntas qué verduras y frutas tienen vitamina D, la respuesta es que son pocas, pero destacan los champiñones y algunos productos fortificados derivados de vegetales.
Suplementos de vitamina D:
Exposición solar:
Aunque cada persona tiene requerimientos diferentes, la mayoría de los adultos necesita entre 600 y 1000 UI diarias de vitamina D.
Algunos estudios sugieren que, en invierno, dosis de hasta 4000 UI pueden ser necesarias para mantener niveles óptimos. Esto depende de factores como la edad, el índice de masa corporal y la capacidad de absorción intestinal.
No obstante, el exceso de vitamina D también puede ser riesgoso.
La hipervitaminosis y toxicidad de la vitamina pueden causar hipercalcemia, lo que genera náuseas, debilidad, vómitos y daño renal. Estos casos suelen estar relacionados con un consumo excesivo de suplementos durante largos periodos de tiempo.
Si tienes síntomas como pérdida de apetito, debilidad muscular o confusión, podrías estar enfrentando exceso de vitamina D síntomas que requieren evaluación médica.
Sin embargo, debes saber que, antes de iniciar cualquier suplementación, es recomendable consultar a un profesional de la salud. Esto te permitirá ajustar la dosis con precisión y evitar efectos adversos relacionados con la hipervitaminosis y toxicidad de las vitaminas.
Déficit:
Exceso:
Por eso, mantener un equilibrio adecuado es esencial: ni demasiado poco, ni en exceso. Lo más recomendable es hacer un seguimiento regular, especialmente si presentas factores de riesgo.
La vitamina D es crucial para la salud de la mujer, ya que ayuda a la absorción de calcio, esencial para la salud ósea y la prevención de la osteoporosis.
Además, juega un papel clave en el sistema nervioso, muscular e inmunitario. La deficiencia de vitamina D puede estar relacionada con problemas de salud como el cáncer de mama y la depresión.
Sin embargo, siempre debes consultar con un profesional de la salud para determinar si es necesario realizar pruebas para medir los niveles de vitamina D y recibir recomendaciones personalizadas.
Durante los meses fríos, cuidar tus niveles de vitamina D es tan importante como abrigarte. Una dieta balanceada, una breve exposición al sol y, si es necesario, suplementos guiados por profesionales pueden marcar la diferencia. Invertir en tu bienestar es clave para afrontar el invierno con energía, salud y buen ánimo.
No subestimes el impacto de este nutriente en tu vida diaria. Integrar pequeños cambios en tu rutina puede generar grandes beneficios para tu salud integral.
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