Después de estar tres semanas en Australia recorriendo y comiendo mucho, me di cuenta de algunos de los ingredientes que más les gustan a los australianos para poner dentro de un sándwich.
Y sacando el típico de “fish and chips” (muchísimo mejor nuestro churrasco marino), y uno que otro de pollo frito, vi que los “aussies” son rayados por los sándwiches que incluyan la exquisita mezcla de encurtidos con embutidos.
Vi de todo: encurtidos de alcachofas, cebollas, pepinillos, ajíes, repollos, berenjenas, rabanitos... les juro que se atrevían a encurtir lo que sea. Hasta vi algunas cosas ahumadas que luego ponían a descansar en agua, sal, vinagre y una que otra hierba.
Y por otro lado, en Australia está pegando mucho todo lo que sea de producción propia: tuestan sus granos de café y hacen sus propios blends, hornean sus panes de masa madre, cocinan su famosas cervezas pale ale y hasta producen sus embutidos. Por lo mismo, no es raro que un restaurante te venda sus pastramis, chorizos y salames artesanales.
Con ese panorama, teniendo tanto de dónde elegir, quise hacer una receta que fuese tan fácil de preparar como solo elegir excelentes productos y montarlos uno al lado del otro, rescatando su intensidad de sabor y aroma.
La fórmula sería un pan esponjoso y característico del país + encurtido + embutido. Partamos.
El pan, era que no, será un bagel. Los australianos, al igual que los neoyorquinos, rayan la papa con los bagels. Como que además de recordarles a las donas por su forma, su cocción en agua antes de ser horneados les da una esponjosidad característica que hace que los incluyan en muchas de sus comidas.
El encurtido, será el más popular de todos: los pepinillos. Pero tendrán una variación: tendrán un pequeño toque dulce.
Para el embutido, elegí salame artesanal. Sabor fuerte, un toque levemente picante. Perfecto.
Y para el resto, pondremos rúcula, algo de mostaza antigua, y queso. Este sándwich TIENE que llevar queso. Salame y queso son como Batman y Robin. Como el Gordo y el Flaco. Como papa frita con kétchup. Tienen que ir juntos.
Así que les dejo la receta final de este sándwich rico, mega fácil porque puede ser sólo montar, y ultra rico. No falla.
1 bagel
9 láminas de salame artesanal
4 pepinillos (los invito a que prueben con los dulces. La marca By María los vende listos)
6 hojas de rúcula
1/2 cucharada de mostaza antigua o americana
4 láminas de queso mantecoso
Primero cortar el bagel por la mitad y tostarlo un poco. Recuerden siempre engrasar el interior con un poquito de mantequilla o aceite de oliva antes de tostarlo, para que se cree una capita semi crocante que es clave.
Segundo paso, poner la mostaza en la base del bagel. Agregar las láminas de salame. Sobre el salame agregar el queso laminado (en este caso yo lo prefiero sin derretir, pero ustedes eligen). Después la rúcula y terminamos con los pepinillos cortados en cuartos.