Durante la pandemia por el COVID-19, hemos visto fotografías de la Tierra tomándose un descanso de la contaminación generada por las fábricas y el ritmo de vida que llevamos. Sin duda, nos han hecho reflexionar y ser más conscientes de la cantidad de basura que liberamos al ecosistema.
En este sentido, el compostaje es una manera fácil y práctica de reutilizar nuestros residuos orgánicos. Además, el tiempo de cuarentena para permanecer en casa es una gran oportunidad de hacer compostaje en familia, así podremos distraernos, cuidar el medio ambiente conviviendo con nuestros seres queridos.
También conocido como "compost", es una técnica de reciclaje de residuos orgánicos. Consiste en apilar capas de residuos en un recipiente cubierto. Las capas iniciarán su proceso natural de descomposición, pero enriquecidas por la humedad, el calor, el nitrógeno (presente en vegetales), los microorganismos y oxígeno dentro del recipiente. Debe mantener un equilibrio entre humedad, ventilación, desechos húmedos y secos para que funcione correctamente.
Como resultado, se produce un abono muy nutritivo en minerales para las plantas y tierra. Los tipos de compostaje varían según los materiales que se ocupen y para qué fines se destina. Incluso algunos compostajes necesitan la ayuda de animales, como gallinas o lombrices (vermicompostaje).
Una de las grandes ventajas del compostaje es que disminuye la basura, así se evita que al menos el 50% de los residuos terminen en un vertedero, generando mayores emisiones de gases de efecto invernadero.
El compostaje está al alcance de todos, pues es una actividad entretenida y educativa para personas de cualquier edad. Para comenzar, se necesitan los siguientes elementos:
Es importante mencionar que aquellos desechos que no se pueden añadir al compost son: carnes, huesos, cáscaras de cítricos en grandes cantidades, cenizas y lácteos.
Después de reunir los materiales, debemos buscar un lugar para ubicar la compostera y pueda recibir el sol. Algunos lugares pueden ser el patio, terraza o balcón. Luego, tenemos que cubrir el fondo del recipiente con una capa de ramas y hojas secas, aunque si nos encontramos en un departamento, primero debemos agregar una capa de tierra y después las hojas.
Posteriormente, necesitamos agregar los residuos orgánicos. Un tip es picarlos antes de añadirlos, pues se descompondrán más rápido. Ahora vamos a intercalar entre capas de material seco y húmedo, llenando el recipiente solo hasta un poco más de la mitad. Al término, se requiere tapar los desechos con una capa de tierra y regarla sin que se formen charcos (esto para composteras conectadas en suelo y/o buena irrigación), para no aumentar demasiado la humedad, y tapar la compostera.
Si llegan a aparecer las molestas mosquitas de la fruta, puede ser por un exceso de humedad y fermentación. Con el fin de evitarla, necesitamos agregar más elementos secos y enterrar, en un nivel más profundo, los desechos orgánicos frescos. Asimismo, se recomienda revolver el contenido del compostaje regularmente, ya que necesita airearse. Entre 30 días y 4 meses, podemos observar cómo las capas inferiores se han convertido en tierra húmeda y oscura, la cual podemos agregar a las plantas.
Sin duda, es posible cuidar el ecosistema desde casa y entre todos, generando un cambio con una menor cantidad de basura para el hogar y otorgando un mayor descanso para la tierra.