Las redes sociales se han convertido en una parte integral de nuestra vida cotidiana. Nos permiten conectarnos con amigos, compartir nuestras experiencias y acceder a una amplia gama de información. Sin embargo, también existen peligros y riesgos asociados con el uso de las redes sociales, especialmente en lo que respecta al abuso digital.
En Blog Viva, exploraremos los diferentes riesgos que las redes sociales pueden presentar (especialmente para niños y adolescentes) y cómo podemos denunciar el abuso digital.
Uno de los principales riesgos de las redes sociales es la pérdida de privacidad. Muchas plataformas recopilan y almacenan una gran cantidad de información personal, como nuestras ubicaciones, intereses y preferencias. Esta información puede ser utilizada por terceros para enviar publicidad no deseada o incluso para cometer fraudes.
Es fundamental estar atentos a lo que publican los niños y adolescentes. Muchas veces no son conscientes de lo que suben a sus redes sociales, como videos o fotos, material que puede llegar no solo a sus amigos.
Es importante revisar y ajustar regularmente la configuración de privacidad en nuestras cuentas de redes sociales para limitar la cantidad de información personal que compartimos. Es recomendable revisar regularmente las políticas de privacidad de las plataformas, para mantenerse informado sobre cómo manejan tus datos.
Antes de publicar cualquier información, debemos pensar en las posibles consecuencias. No todas las publicaciones son adecuadas para compartir públicamente y es importante considerar quién podría ver esa información y cómo podría utilizarse en su contra. Siempre es mejor ser precavidos y prudentes con lo que compartimos de manera online.
Hay que además tener especial cuidado cuando los niños y adolescentes suben una foto agregando el lugar donde se encuentran y no desactivan la geolocalización.
El ciberbullying se refiere al acoso, la intimidación o la humillación que se produce a través de plataformas digitales, como redes sociales, mensajería instantánea o correo electrónico. A diferencia del acoso tradicional, el ciberbullying se lleva a cabo de manera virtual, lo que permite a los agresores ocultar su identidad y aumentar el alcance y la persistencia de sus ataques.
Puede manifestarse de diferentes formas, como el envío de mensajes ofensivos, difusión de rumores falsos, exclusión en grupos online o la creación de perfiles falsos para acosar a alguien. Estas acciones pueden tener un impacto significativo en la vida de las víctimas, afectando su bienestar emocional, relaciones interpersonales y rendimiento académico.
Es esencial denunciar cualquier forma de ciberacoso y bloquear a los acosadores para evitar más interacciones dañinas y cualquier peligro.
Las instituciones educativas y las plataformas en línea deben establecer políticas claras contra el ciberbullying y tomar medidas enérgicas contra los infractores. Estas normas deben ser comunicadas de manera efectiva a todos los usuarios y tener consecuencias claras para quienes las violen.
Es fundamental proporcionar apoyo a las víctimas de ciberbullying. Las escuelas, las organizaciones comunitarias y los servicios de asesoramiento deben estar disponibles para ofrecer orientación emocional y apoyo psicológico a aquellos que han sido afectados por el acoso en línea.
La suplantación de identidad es otro riesgo común en las redes sociales. Los delincuentes pueden robar información personal y crear perfiles falsos haciéndose pasar por alguien más. Esto puede llevar a situaciones peligrosas, como el robo de identidad o el acoso de personas inocentes. Este robo de información, otorga al delincuente todos los datos personales de la red social de la persona afectada.
Otra forma de suplantación de identidad es el “phishing”, donde los estafadores envían links falsos o mensajes, con el fin de obtener información confidencial como contraseñas o datos bancarios.
Debemos ser cautelosos al aceptar solicitudes de amistad o interactuar con perfiles desconocidos en las redes sociales. Evita publicar datos sensibles como números de teléfono, direcciones o detalles financieros.
Antes de aceptar cualquier solicitud de amistad o interactuar con perfiles de gente desconocida, verifica la autenticidad de la cuenta. Busca señales de alerta como perfiles recién creados con poca información, fotografías poco realistas o discrepancia en los datos proporcionados.
Usa contraseñas fuertes y únicas para cada una de tus cuentas en las redes sociales. Evita compartirlas con otras personas y habilita la autenticación de dos factores siempre que sea posible.
Las redes sociales pueden exponernos a contenido inapropiado, como violencia, pornografía o información engañosa. Esto es especialmente preocupante para los más jóvenes, que pueden encontrarse con material inadecuado sin supervisión adecuada.
La exposición a este contenido puede tener un impacto en la salud mental y emocional. Imágenes perturbadoras, mensajes de odio y acoso cibernético pueden causar estrés, ansiedad e incluso depresión.
El contenido inapropiado también puede influir en nuestros comportamientos y actitudes. La exposición constante a imágenes violentas o comportamientos perjudiciales puede llevar a la normalización de tales conductas. Esto es especialmente preocupante en el caso de los jóvenes, quienes son más susceptibles a la influencia negativa.
Los padres y tutores deben estar atentos a las actividades en línea de sus hijos y establecer límites claros sobre el uso de las redes sociales.
Una forma de protegerse a la exposición de este tipo de contenido es ajustar la configuración de privacidad en las redes sociales. Establecer restricciones para quién puede ver nuestras publicaciones y limitar el acceso a nuestro perfil, especialmente para los niños y jóvenes. Además, utilizar filtros y bloquear palabras clave ayuda a filtrar contenido no deseado.
Plataformas como Instagram, Facebook o TikTok, tienen como edad mínima 13 años para crearse una cuenta en ellas. Esto no tiene una base en estudios ni nada parecido, es sólo lo que estas redes sociales informan y ponen como condición al momento de registrarse en ellas, ya que no pueden vender datos de menores de esa edad.
Según estudios y recomendaciones de la Universidad de Los Andes, un niño debería acceder a redes sociales cuando sea capaz de discernir entre lo bueno y lo peligroso, cuando sea autónomo y tenga desarrollada la moral. Esto no es antes de los 13 años, por lo general entre los 14 y 15 cuando son adolescentes, pero siempre bajo supervisión de un adulto, ya que aún están en proceso de desarrollo.
Así mismo, la “Encuesta de percepción de riesgo y supervisión parental frente al uso de tecnologías en menores de 13 años”, también de la Universidad de Los Andes, muestra los siguientes datos (estudio con niños de 4º a 7º básico de distintas regiones de Chile, entre 9 y 13 años):
Ahora que ya conoces los peligros de las redes sociales si es que no se usan de manera correcta, te contamos que cada una de estas plataformas tiene su método de denuncia.
Puedes denunciar:
Si sientes que el hostigamiento digital o cualquiera de los riesgos y peligros que mencionamos anteriormente de las redes sociales puede afectar tu integridad física o la de tu familia, comunícate con la unidad de cibercrimen de la PDI. Para esto, debes seguir estos pasos:
Es importante saber que injurias, calumnias, acción ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de otra persona, pueden ser acciones constitutivas de delitos y sancionadas por la ley 20.536.
A continuación, un listado de las direcciones y contactos para hacer las denuncias en caso de ser necesario:
Brigada Investigadora del Ciber Crimen de Policía de Investigaciones
General Mackenna 1370, 3er Piso – Santiago. Teléfono 2 2708 0658.
Cibercrimen Santiago
Correo: cibercrimen@investigaciones.cl
Teléfono: +562 2 7080658
Dirección: Av. Del Parque N° 5045, Huechuraba.
Cibercrimen Valparaíso
Correo: cibercrimen.vpo@investigaciones.cl
Teléfono: +56 32 3311500
Dirección: Uruguay 174, Valparaíso.
Cibercrimen Concepción
Correo: cibercrimen.coc@investigaciones.cl
Teléfono: +56 41 2865129
Dirección: Angol 861, Concepción.
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Fuentes: