Construir o adquirir una casa propia es una de las inversiones más seguras, pero también una de las que implican asumir un compromiso a largo plazo. En la mayoría de los casos, este tipo de proyectos requieren de herramientas de financiamiento a las que se conoce como créditos hipotecarios.
Un préstamo de esta naturaleza concede un plazo de cinco a treinta años para pagar, en el que al capital entregado se suma un cierto porcentaje de interés. Una vez cerrado el acuerdo, el banco o entidad otorgante del crédito toma como garantía la propiedad que se quiere adquirir, construir o remodelar hasta que termine de pagarse.
Además de los bancos, otras instituciones financieras como cooperativas, cajas de compensación y las mutuarias de las compañías de seguros los ofrecen, siempre que el solicitante reúna ciertas condiciones. Entre ellas, las más importantes son contar con una buena situación crediticia y demostrar que se tiene capacidad de pago.
Para confirmar esto último, la institución puede solicitar dos o más de los siguientes documentos:
Aunque pueden existir variaciones entre los requisitos de las distintas entidades, lo más probable es que todas soliciten los antecedentes de la propiedad que se pretende adquirir. Ello a propósito de verificar que la vivienda puede ponerse a nombre del deudor y, en su caso, hipotecarse a nombre del banco.
Te permitirán financiar una casa propia a través de un instrumento bancario conocido como “letra hipotecaria”. Estos pueden ser vendidos por la Bolsa de Valores y adquiridos por el banco, y su valor tiende a variar según las condiciones del mercado.
Debido a esto, el valor inicial de la letra y el precio que se le asigne en el mercado pueden no coincidir y la diferencia deberá ser cubierta por el deudor o el banco, según se haya establecido en las condiciones del contrato.
En este caso, el financiamiento se sustenta en una escritura de contrato que se vende mediante un endoso, de tal manera que el titular del contrato pueda entregarlo a una entidad para que lo financie. Su diferencia respecto al crédito que se vale de letras hipotecarias es que no existe diferencia que deba ser solventada por el deudor.
Adicionalmente, es el banco quien se encarga de administrar el crédito, de modo que la responsabilidad de quien lo adquiere será mantenerse en contacto con la institución.
Una tercera posibilidad consiste en que el préstamo se financie directamente con recursos del banco y no pueda transferirse a través de un endoso. La regulación en este caso puede tener condiciones más flexibles debido a que dependerá únicamente de lo pactado en el contrato. Partiendo de lo anterior, es posible pagar este tipo de crédito a una tasa fija, variable o mixta.
Son varias las opciones que hay en el mercado financiero para adquirir tu primera vivienda, así que revisa con calma cada una y elige la que más se ajuste a tus necesidades.